martes, 30 de abril de 2013

El currículum oculto


El currículum oculto es aquel que se transmite de manera implícita. No aparece escrito, pero tiene gran influencia tanto en el aula como en la propia institución educativa. El currículum oculto, también denominado implícito, latente o no intencional, aparece cuando el currículum realizado no corresponde al currículum oficial y explícito.

            A diferencia del currículum oficial o del currículum formal, el currículum oculto no tiene su origen  en la normativa que impere en un determinado sistema educativo, sino que es el resultado de ciertas prácticas institucionales que, sin figurar en reglamento alguno, pueden acabar siendo las más efectivas en la adquisición  de conocimientos, comportamientos, actitudes y valores.

            El currículum oculto, al no estar escrito, permite que se pueda aprender más por las relaciones sociales que se establecen y por las actitudes que se manifiestan que por lo que se dice o se declara en la transmisión de determinados contenidos, es decir, se aprende más por lo que se hace que por lo que se dice.

            Según Torres Santomé (1994, 198), el currículum oculto son “… todos aquellos conocimientos, destrezas, actitudes y valores que se adquieren mediante la participación en procesos de enseñanza y aprendizaje y, en general, en todas las interacciones que se suceden día a día en las aulas y que nunca llegan a explicitarse como metas educativas a lograr de manera intencional”. Se refiere, por lo tanto, a todos aquellos aspectos de la vida cotidiana de las escuelas que no están previstos en el currículum explicito, pero que están presentes en cualquier tipo de intervención educativa.

            El currículum oculto se desarrolla de forma paralela al currículum formal, de tal manera que se puede decir que en gran medida el currículum que se hace explícito puede ser resultado del currículum oculto, si bien este último, como respuesta ideológica, también puede desarrollar su función como consecuencia del explícito.

            Y es que las relaciones continuas entre profesores y alumnos pueden constituir un medio efectivo de transmisión ideológica, donde una parte asume el poder que le confiere su estatus, mientras que la otra se coloca en una situación de sumisión. Existen toda una serie de rituales en las relaciones educativas (puntualidad, participación activa, disposición, etc.) que pueden llegar a constituir el currículum oculto, a través del cual el profesor reafirma su poder y control sobre el proceso en marcha, mientras que el alumno se puede limitar a que su avance en el currículum formal sea lo menos complicado posible. Del grado de equilibrio que se logre establecer en estas relaciones va a depender la capacidad del alumno para aprender el currículum oculto, en función del cual se transmiten las expectativas asociadas a su papel y que pueden entrar en contradicción con los objetivos del currículum explicito.

Jasckson (1998) llega a diferenciar tres aspectos básicos del currículum oculto, existente en la escuela tradicional, que llevan al aprendizaje de la sumisión:
            a) La monotonía de la vida en el aula, lugar en que los alumnos pasan una cantidad importante de tiempo, la mayor parte del mismo inmóvil y sin comunicación alguna.
            b) La naturaleza de la evaluación, la mayor parte de las veces poco explícita y sancionadora, ofreciendo pocas posibilidades para que el alumno pueda jugar un papel activo.
            c) La jerarquización existente en la escuela y el control de la situación por parte del profesor casi de manera exclusiva.

No obstante, es conveniente considerar la dificultad de adaptación de la escuela a los momentos actuales. Los centros educativos, fundamentalmente los de secundaria, se vienen caracterizando en los últimos años por la necesidad de atender a los problemas de convivencia y de atención a la diversidad. Y los mecanismos de control como el currículum oculto ya no son tan eficaces como en épocas anteriores. En la sociedad de la información en la que nos encontramos cada vez más necesario avanzar en el planteamiento y desarrollo de objetivos democráticos conducentes a la adaptación de los procesos de enseñanza-aprendizaje a la diversidad del alumnado de nuestras escuelas.

Pero las prácticas educativas están imbuidas de un carácter dialéctico y contradictorio en el que están presentes, a la vez, principios reproductores y transformadores. Por un lado, existe una visión que concibe a la escuela como institución dominante, pero que asume una actitud pasiva y que no se enfrenta a lo formalmente establecido. Su objetivo fundamental es socializar al individuo y prepararlo para su incorporación al sistema productivo. Desde este punto de vista, la escuela desarrolla mediante su currículum oculto procesos de socialización autoritaria que se amparan en una ideología igualitaria y de control social. En realidad, se trata de una visión que pone de manifiesto la perspectiva reproductora de la escuela, inspirada en los valores de la economía capitalista.

Por otro lado, desde una visión diferente, el reto de la escuela se centra en el desarrollo de la crítica y de la trasformación emancipadora. Se concibe así al escuela como un lugar cultural y político, que constituye un espacio de contestación y lucha entre grupos diferentes, en el que se construyen y reconstruyen los contenidos culturales y las relaciones sociales. La idea de currículum oculto va más allá de los conocimientos y enseñanzas declarados de forma intencional en las aulas y las escuelas. Incluye además todo lo relativo a la inculcación de valores, actitudes y juicios valorativos, acordes con el sistema sociocultural vigente. 


Fuente: 

http://www.uhu.es/36102/trabajos_alumnos/pt2_07_08/biblioteca/murillo_curri_oculto.PDF



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