El currículum oculto es aquel que se transmite de manera implícita. No
aparece escrito, pero tiene gran influencia tanto en el aula como en la propia
institución educativa. El currículum oculto, también denominado implícito, latente o no intencional,
aparece cuando el currículum realizado no corresponde al currículum oficial y
explícito.
A
diferencia del currículum oficial o del
currículum formal, el currículum oculto no tiene su origen en la normativa que impere en un determinado
sistema educativo, sino que es el resultado de ciertas prácticas
institucionales que, sin figurar en reglamento alguno, pueden acabar siendo las
más efectivas en la adquisición de conocimientos, comportamientos, actitudes y
valores.
El
currículum oculto, al no estar escrito, permite que se pueda aprender más por
las relaciones sociales que se establecen y por las actitudes que se
manifiestan que por lo que se dice o se declara en la transmisión de
determinados contenidos, es decir, se aprende más por lo que se hace que por lo
que se dice.
Según
Torres Santomé (1994, 198), el currículum oculto son “… todos aquellos
conocimientos, destrezas, actitudes y valores que se adquieren mediante la
participación en procesos de enseñanza y aprendizaje y, en general, en todas
las interacciones que se suceden día a día en las aulas y que nunca llegan a
explicitarse como metas educativas a lograr de manera intencional”. Se refiere,
por lo tanto, a todos aquellos aspectos de la vida cotidiana de las escuelas
que no están previstos en el currículum explicito, pero que están presentes en
cualquier tipo de intervención educativa.
El
currículum oculto se desarrolla de forma paralela al currículum formal, de tal
manera que se puede decir que en gran medida el currículum que se hace
explícito puede ser resultado del currículum oculto, si bien este último, como
respuesta ideológica, también puede desarrollar su función como consecuencia
del explícito.
Y es que
las relaciones continuas entre profesores y alumnos pueden constituir un medio
efectivo de transmisión ideológica, donde una parte asume el poder que le
confiere su estatus, mientras que la otra se coloca en una situación de
sumisión. Existen toda una serie de rituales en las relaciones educativas
(puntualidad, participación activa, disposición, etc.) que pueden llegar a
constituir el currículum oculto, a través del cual el profesor reafirma su
poder y control sobre el proceso en marcha, mientras que el alumno se puede
limitar a que su avance en el currículum formal sea lo menos complicado posible.
Del grado de equilibrio que se logre establecer en estas relaciones va a
depender la capacidad del alumno para aprender el currículum oculto, en función
del cual se transmiten las expectativas asociadas a su papel y que pueden
entrar en contradicción con los objetivos del currículum explicito.
Jasckson (1998) llega a
diferenciar tres aspectos básicos del
currículum oculto, existente en la escuela tradicional, que llevan al
aprendizaje de la sumisión:
a) La
monotonía de la vida en el aula, lugar en que los alumnos pasan una cantidad
importante de tiempo, la mayor parte del mismo inmóvil y sin comunicación
alguna.
b) La
naturaleza de la evaluación, la mayor parte de las veces poco explícita y
sancionadora, ofreciendo pocas posibilidades para que el alumno pueda jugar un
papel activo.
c) La
jerarquización existente en la escuela y el control de la situación por parte
del profesor casi de manera exclusiva.
No obstante, es conveniente
considerar la dificultad de adaptación de la escuela a los momentos actuales.
Los centros educativos, fundamentalmente los de secundaria, se vienen
caracterizando en los últimos años por la necesidad de atender a los problemas
de convivencia y de atención a la diversidad. Y los mecanismos de control como
el currículum oculto ya no son tan eficaces como en épocas anteriores. En la
sociedad de la información en la que nos encontramos cada vez más necesario
avanzar en el planteamiento y desarrollo de objetivos democráticos conducentes
a la adaptación de los procesos de enseñanza-aprendizaje a la diversidad del
alumnado de nuestras escuelas.
Pero las prácticas educativas
están imbuidas de un carácter dialéctico y contradictorio en el que están
presentes, a la vez, principios reproductores y transformadores. Por un lado,
existe una visión que concibe a la escuela como institución dominante, pero que
asume una actitud pasiva y que no se enfrenta a lo formalmente establecido. Su
objetivo fundamental es socializar al individuo y prepararlo para su
incorporación al sistema productivo. Desde este punto de vista, la escuela
desarrolla mediante su currículum oculto procesos de socialización autoritaria
que se amparan en una ideología igualitaria y de control social. En realidad,
se trata de una visión que pone de manifiesto la perspectiva reproductora de la
escuela, inspirada en los valores de la economía capitalista.
Por otro lado, desde una visión
diferente, el reto de la escuela se centra en el desarrollo de la crítica y de
la trasformación emancipadora. Se concibe así al escuela como un lugar cultural
y político, que constituye un espacio de contestación y lucha entre grupos
diferentes, en el que se construyen y reconstruyen los contenidos culturales y
las relaciones sociales. La idea de currículum oculto va más allá de los conocimientos
y enseñanzas declarados de forma intencional en las aulas y las escuelas.
Incluye además todo lo relativo a la inculcación de valores, actitudes y
juicios valorativos, acordes con el sistema sociocultural vigente.
Fuente:
http://www.uhu.es/36102/trabajos_alumnos/pt2_07_08/biblioteca/murillo_curri_oculto.PDF